Todo buque que se precie, sabe que su mejor destino es encallar y naufragar.
Cuando nací, ya existía el asfalto, letras de molde, conversaciones telefónicas, leyes y circos ambulantes. En este momento de mi vida, no me puedo ir de este mundo sin devolver algo de lo que la cultura me dio e hizo de mi. Es decir que el procesamiento de todo lo que recibí debe ser transmitido de alguna manera.
Empezando con mi ideología es decir con aquello que venía impreso en las proteínas de la leche de mi madre. Y que ahora me delatan al escribir estas líneas.
Un blog o un cuaderno de bitácora, es la forma que más me cabe para ese intento. Versará sobre el psicoanálisis en primer término, que me permitió varias vidas. Y al que vivió varias vidas le tocan varias muertes. Eso sí, las muertes que vengan, pero sin drama más bien con humor.
Contendrá algo de literatura , de cine, de ciencia y de todo aquello que mi curiosidad y mi estética me permitan.
Estamos hecho de letras acodadas por carne triturada por un real que siempre nos recuerda nuestro origen carroñero. Algo de esto se verán en este intento. Por lo demás incluiré también todos los escritos de aquellos que me gusten y me lo permitan.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Frases inteligentes 10.


Prefiero al cielo por el clima y al infierno por la compañía. M. Twain.

El mundo se compone de los que dan y de los que reciben. Puede que los segundos coman mejor, pero duermen mejor los primeros. Séneca.

Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puede usted asegurar que uno de los dos piensa por ambos. S. Freud.

Triste época la nuestra, es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Albert Einstein.

 Hay cosas que no se hacen y si se hacen no se dicen y si se dicen no se cuentan los detalles. Pichon Riviere.

Ser bisexual duplica las posibilidades de tener con quien salir el sábado por la noche. W. Allen.

No creo que la amistad entre el hombre y el perro fuera duradera si la carne del perro fuera comestible. Evelyn Waugh.

Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado. M. Twain.

sábado, 25 de septiembre de 2010

La sublimación. El deseo y la creatividad.



Toda reflexión acerca de la sublimación debería plantearse en primer lugar, que categoría la define, o sea si es un concepto y cual es su status de validación en  la teoría psicoanalítica.
Para ello debemos localizarlo en que posición se ubica en la clínica y su conexión con el resto de los conceptos.
Por la ambigüedad con que es tratado en los textos  y por el enfoque de su relación con las practicas artísticas se corre el riesgo de ver en la sublimación un simple destino de la pulsion y no como lo señala M. Menassa, un mecanismo fundamental en la creación de la civilización.
Para sublimar  el sujeto necesita libido que se le sustrae al objeto amoroso y deviene como libido narcisista, es decir  energía del yo.
El narcisismo es absolutamente  necesario pues de él parten  las energías de la sublimación.
La sublimación procede un desvío de la libido  que en lugar de quedarse en el yo, se transforma en producto social, o sea  todo  aquello que   tenga  como destino  alguien a quien realmente no conozco.
El amor también esta en el comienzo de todo.
Amar es dar lo que no tengo a quien no es, o sea la sublimación es el mecanismo psíquico en el cual se asienta la producción de civilización.
El hombre tuvo que aprender a generar  las palabras frente a la necesidad de transformar la naturaleza, se vio forzado  ha hablar, es decir sublimar, abandonar su condición animal para dar comienza a la civilización.
El narcisismo es fundamental en la creación de la historia, porque esa energía que esta en mi propio yo, en lugar de seguir amándome a sí mismo va a hacer una producción social, de carácter civilizador.
La energía que se gasta en el proceso, es energía que no sirve para nada, es la que invierto en mi propio amor, no le quito nada a nadie, solo resto algo que solo ilusoriamente me da utilidad.
La escuela Kleiniana toma el concepto de sublimación como una función restitutiva, es una reparación simbólica de las lesiones imaginarias introducida en la imagen fundamental del cuerpo materno.
La sublimación debemos delimitarla en primer lugar de la idealización.
Este es un proceso concerniente al objeto y en virtud del cual este es engrandecido y exaltado psíquicamente, sin que se cambie su naturaleza.
La idealización es posible tanto, en el ámbito del yo como en la libido objetal.
Para Freud  la sublimación queda totalmente por fuera de ideal del yo y quedando impedido por esto de cualquier asimilación a algo que imaginariamente se pretenda como “soberano bien”.
Lacan retoma el concepto en el seminario de la Etica y sigue a Freud al subrayar como fundamental el reconocimiento social puesto que puede decirse que las pulsiones han sido sublimadas en la medida que se han desviado hacia objetos socialmente valorados.
Y es esta dimensión de los valores sociales compartidos lo que permite ligar el concepto de sublimación con el estudio de la Etica.
Freud  pensaba que la sublimación completa era posible para algunas personas particularmente refinadas o cultas en cambio para Lacan  la sublimación completa, no es posible para el sujeto.
En Freud la sublimación plantea una nueva orientación de la pulsion hacia un objeto no sexual.
Para Lacan lo que cambia no es el objeto sino su posición en la estructura del fantasma.
La sublimación no supone dirigir la pulsion hacia un objeto diferente, sino cambiar la naturaleza del objeto donde la pulsion ya de antes se dirigía, “un cambio del objeto en si”, algo que resulta posible porque la pulsion “ ya de antes esta profundamente marcada por la articulación significante”.
La cualidad sublime de un objeto no se debe entonces a alguna propiedad intrínseca del objeto mismo sino que es simplemente efecto de la posición del objeto en la estructura simbólica del fantasma.
La sublimación reubica un objeto en la posición de la Cosa, eleva un objeto a la dignidad de la Cosa según la expresión lacaniana.
La Cosa  como algo de lo exterior, como extranjero, asimilado a lo interno, caracterizándose como imposible de imaginar.
La pulsion rodea al objeto “a” y este se constituye como causa del deseo.
Y allí precisamente en esta cosa intima y ajena, en ese vacío interior queda vinculado directamente con el surgimiento del significante, y alrededor del cual el sujeto crea y se constituye como tal.
El Das Ding como el territorio del objeto prohibido del deseo incestuoso.
Por el camino del encuentro entre el objeto estructurado en la relación narcisista, es decir imaginaria  y el otro objeto “a” que llega a constituirse como ausente solo con la aparición de un sustituto,  y que queda designado como imagen de “a” en tanto aporta una imagen que sostiene y cubre la ausencia del objeto perdido.
Entre estos dos objetos, en la pendiente de esa diferencia entre ellos se constituye la sublimación.
En este conflictivo espacio, se generan las condiciones de posibilidad de que la creación pueda hacer surgir algo a partir de la nada, o sea la generación de un significante nuevo.
Lo creado, reconoce en su belleza, la transmutación que realiza la función sublimatoria, puede entonces encontrar el lugar para el reconocimiento social que tanto par Freud como para Lacan era un elemento fundamental del concepto.
Los caminos sublimatorios pueden ser múltiples, el arte la ciencia y la religión  eran señalados por Freud como los únicos espacios por donde solamente pocos hombres eran capaces de transitar.
Lacan viene a señalar que la sublimación completa para el sujeto es imposible. Pero es en el dominio de la creación artística y fundamentalmente en el arte literario, donde la poesía es puesta en el centro propio de la sublimación.
El acto sublimatorio es capaz de crear en el propio vacío un objeto que pueda trasformar lo siniestro, con  que la presencia de lo real amenaza al sujeto.
En este lugar, el humor, es también un nombre de la sublimación, pues  permite al sujeto surcar la experiencia de la escisión fundamental sin entrar en situación de horror.

Aunque sea el único.


Cuento. Roberto Molero. Septiembre 2001


La chirriante frenada y un golpe sordo aunque atenuado, bastó para perturbarle la mañana.
Casi alcanzó a intuir, más que  mirar, el pequeño y elíptico vuelo y su caída, en un ángulo que en la mirada  de un medico, era de mal ver.
Los ruidos de la calle parecían haberse disuelto. Todo por un instante se había detenido.
La mañana tenía  más luz, que lo debido.
Pensó en ese hombre tirado,  quieto, un tanto desparramado, boca arriba, sumamente quieto.
La gente se le aproximo lentamente, temerosamente.
Yo no me moveré, se dijo, que sean otros esta vez, en demasiadas ocasiones en su vida había estado en la atención de esos casos.
Que ayuden otros. Ya alguien llamaba por un celular a la ambulancia.
Pero se sintió inquieto, casi culpable, la insistencia del  contacto con la sangre, en la guardia le había terminado produciendo repugnancia.
Ahora que sean otros los responsables.
Un pensamiento obsesivo le surgió en un extremo de su conciencia.
Si no hubiese nadie en ese lugar, seria capaz de acercarse?Tendría compasión por el otro?
Se respondió que no. Aunque sea el único, el no lo haría.
Se iría. Correría avergonzado pero resuelto a cualquier lugar. Si estuviese su madre se refugiaría en  ella.
Que se joda, por ofrendar así su vida a la industria automotriz.
Por estar distraído. Seguro que es un ser miserable con sus pasiones.
Y con sus empleados y con sus amores. Bueno, que en la terapia lo remienden si pueden. Yo no tengo nada que ver con eso.
Estas ideas lo atormentaron fugazmente. Sintió seca la  boca.
Intento buscar un cigarrillo y allí, en la imposibilidad de hacerlo descubrió con horror que no podía moverse, que estaba mirando el cielo, que tanta luz era un siniestro presagio, que el asfalto le dolía en la nuca, que se estaba muriendo, que no podría ya almorzar.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Piedra negra sobre piedra blanca.


Poema. Cesar Vallejo.


Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
Tal vez un jueves, como es hoy de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y,
jamas como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

sábado, 4 de septiembre de 2010

Frases inteligentes 9.

Todo el mundo se queja de su mala memoria, pero nadie se queja de su mal juicio. La Rochefoucauld.

Hay que saber escuchar. No nos prometieron el paraíso, nos echaron.

Tengo gustos simples. Me satisfago con lo mejor. O. Wilde.

Hijo mía, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna....G. Marx.

Cuando se dice que el dinero no da la felicidad se alude, evidentemente, al dinero de los demás. Sacha Guitry.

La vida es aquello que te va sucediendo mientras tu te empeñas en otros planes. John Lennon.

No es que la vejez nos haga niños, sino que nos coge aun siéndolo. Goethe.

Si quieres saber el valor del dinero, trata de conseguirlo prestado. Benjamin Franklin.

El I Ching y la genética.

El I Ching, o el  libro de las mutaciones, es un sistema simbólico, pudiendo deducirse de sus relaciones, la diversidad del mundo viviente.
El sistema descrito se basa en un juego de relaciones  entre dos principios opuestos  Yang, masculino  y Yin, femenino
Estos dos principios Yang y Yin se distribuyen en parejas  hasta formar cuatro tipos  de diagrama.  Estas cuatro estructuras se combinan por tres para formar 64 hexagramas y cada hexagrama representa aspectos fundamentales de la vida.
Cuando el I Ching llego a manos de Leibniz, este se sorprendió maravillado al descubrir  que el libro definía  un sistema binario similar al que acababa de inventar.
Existe una correspondencia entre el orden “natural” del I Ching y el código genético.
Pues si se asimila convenientemente cada uno de los cuatro diagramas chinos a cada uno de los cuatro pares de radicales químicos  que componen el ADN, cada hexagrama equivale a uno de los tripletes genéticos.
Esta analogía nos lleva a pensar en alguna articulación posible también entre la genética como código de transmisión y el lenguaje.  Para comenzar tendremos que preguntarnos por el significante. Y en todo caso ¿Cuál es la química significante?
El  orden simbólico no es equiparable exactamente al lenguaje.
El lenguaje además de la dimensión simbólica, involucra también las dimensiones de lo imaginario y de lo real.
La dimensión simbólica del lenguaje es el significante, en donde los elementos no tienen existencia positiva, sino que están puramente constituidos por sus diferencias mutuas.
El orden simbólico es también el reino de la muerte, de la ausencia y de la falta. Es completamente autónomo, no es una superestructura determinada por la biología o la genética, es contingente con respecto a lo real. Los símbolos no provienen de lo real.
Desde un principio hay un universo de símbolos, y el orden simbólico es el determinante de la subjetividad y siendo el reino de lo imaginario de imágenes y apariencias, solo un efecto de lo simbólico.
Si bien el código genético es constituyente de todo lo que se llama viviente, y que permanece protegido de toda influencia ambiental, es solo en el ser humano donde se modifica estructuralmente, por acción de lo simbólico.
El mecanismo íntimo de esta transformación estaría  dado por un mas allá de la homologia entre  la estructura del código genético y el del lenguaje en tanto tendría una sobredeterminación inconciente.
Esto permitiría que un significante toque de alguna manera una proteína, que puede desencadenar una patología o iniciar un proceso de reparación.
En la química biología, vamos a observar un determinismo que nos viene dado por la combinatoria genética, en cambio en la química significante no hay tal determinismo biológico, ni siquiera podemos definirla por su opuesto, una indeterminación azarosa. Tendremos que pensar en un mas allá de esta polaridad y retomar el concepto de sobredeterminación, que va a tener el poder de abarcar y modificar las estructuras biológicas.
La sobredeterminación no es causa sino efecto.
Lo determinado o lo indeterminado son causas de realidades posibles y es así como se ha movido todo el cientificismo hasta el momento.
El psicoanálisis nos viene a despejar la cuestión de la causa a la que da  como perdida,  con la caída de La Cosa y la apertura al mundo del lenguaje ya que lo que queda es el Nombre de la Cosa.
Después de haber pasado en el recorrido histórico desde la flecha unidireccional de La Interpretación de los Sueños en la construcción del primer aparato psíquico, a las múltiples causas que generan tal efecto y se habló de la multipledeteminación, concepto que  alcanzó para dar cuenta del pre-consciente y que no alcanzó para definir la novedad alcanzada, el Inconsciente.
Así fue que tuvo que ser cambiada la unidireccionalidad de la flecha  y se partió desde el efecto para ir a buscar la causa. Se empleó el tiempo de la recurrencia que fue de ahí en mas el tiempo del Inconsciente y la causa no pudo ser determinada ni indeterminada porque la causa fue una inexistencia o mejor dicho una ex – sistencia. Se definió que la causa es el deseo Inconsciente pero se dijo que el deseo es su Interpretación, por lo tanto el Inconsciente no ex – siste a menos que sea interpretado.
Lo simbólico permite trasformaciones del orden corporal solo en el ser humano, en tanto que todos los demás entes (animales etc.) no se dejan influenciar estructuralmente por acción de la palabra.
Roberto Molero. 2004.