Todo buque que se precie, sabe que su mejor destino es encallar y naufragar.
Cuando nací, ya existía el asfalto, letras de molde, conversaciones telefónicas, leyes y circos ambulantes. En este momento de mi vida, no me puedo ir de este mundo sin devolver algo de lo que la cultura me dio e hizo de mi. Es decir que el procesamiento de todo lo que recibí debe ser transmitido de alguna manera.
Empezando con mi ideología es decir con aquello que venía impreso en las proteínas de la leche de mi madre. Y que ahora me delatan al escribir estas líneas.
Un blog o un cuaderno de bitácora, es la forma que más me cabe para ese intento. Versará sobre el psicoanálisis en primer término, que me permitió varias vidas. Y al que vivió varias vidas le tocan varias muertes. Eso sí, las muertes que vengan, pero sin drama más bien con humor.
Contendrá algo de literatura , de cine, de ciencia y de todo aquello que mi curiosidad y mi estética me permitan.
Estamos hecho de letras acodadas por carne triturada por un real que siempre nos recuerda nuestro origen carroñero. Algo de esto se verán en este intento. Por lo demás incluiré también todos los escritos de aquellos que me gusten y me lo permitan.

sábado, 19 de febrero de 2011

Frases inteligentes 12


 La juventud es una enfermedad que se cura con los años. B. Shaw.

 No hay amor mas sincero que el amor a la comida. B. Shaw.

Cuanto mas conozco a los hombres, menos lo quiero, si pudiera decir otro tanto de las mujeres, me iría mucho mejor. Lord  Byron.

 En el amor todas las cumbres son borrascosas. Marques de Sade.

 La victoria y el fracaso son dos imposibles, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén. R. Kipling.

La historia universal es un texto que estamos leyendo y escribiendo continuamente y en el cual también nos escriben. Thomas  Carlyle.

 El verdadero modo de estar en un lugar, quizás sea estar lejos y añorarlo. J. L. Borges.

El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan. Karl Marx.

Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos, porque uno termina pareciéndose a ellos. J. L. Borges.

 Es el cambio, no el amor, lo que hace avanzar el mundo. El amor sólo lo mantiene habitado.

La experiencia es la enfermedad que ofrece el menor peligro de contagio. Oliverio Girondo.

Aburrirse en el momento adecuado es signo de inteligencia. Clifton Fadiman.

La verdad no triunfa jamás, pero sus adversarios acaban por morir. Max Planck.

 El tiempo es el mejor autor: Siempre encuentra un final perfecto. C. Chaplin.

No pasa un día en que no estemos un instante en el paraíso. J. L. Borges.

 Los ojos son solteros. Maitena.

 Dios no habría alcanzado nunca el gran público, sin ayuda del diablo. Jean Cocteau.

 La esperanza es, en general, mal guía, pero es buena compañera de viaje. Lord Halifax.

Es más fácil quedarse fuera, que salir. M. Twain.

El cuerpo en medicina y psicoanálisis


          " Somos una terrible mezcla de ácidos nucleicos y de recuerdos, de deseos y de proteínas" Francois  Jakob.( Nobel de Medicina 1965).

El objetivo del trabajo es tratar de diferenciar desde la medicina y el psicoanálisis ese  soporte tan propio, sensitivo y fuera de su control  que es el cuerpo para el humano.
Hay un saber de la medicina, que se refiere al organismo y es un saber efectivo que concierne a un real biológico.
Es un saber que lleva al humano a ser observado, medido, calculado, a expensas de todas las maneras que la tecnología pone a disposición de la medicina para investigar y curar las enfermedades, que nos aquejan o mejor aun de cómo prevenirlas.
Saber que en su despliegue, munido de una tecnología  altamente complejizada,  va calculando, realizando en un constante avance hacia lo real una dimensión casi imposible, y que al final se patentiza en un poder económico avasallador.
La vida tiene el valor de la adquisición de los medios efectivos para hacerla funcionar adecuadamente.
Saber fundante que ha permitido al hombre la producción de una entidad, de la que carecía el hombre primitivo.
La vejez, eso tan temido y angustiante para el hombre moderno resultó ser  la mejor manera de postergar la muerte.
Ese salto maravilloso posibilitado por la medicina y el mejoramiento de las condiciones de vida, también ha devenido como catastrófico problema para las instituciones sociales que ya no saben que hacer con los ancianos.
El psicoanálisis tiene un saber, que se ocupa de un cuerpo que no es real, sino también simbólico e imaginario.
No es un discurso explicito como el discurso medico.
El saber del cuerpo para ser operante en psicoanálisis no debe ser un saber efectivo sino supuesto, cuerpo que se irá articulando en el discurso, que a su vez ira transformando un cuerpo.
La subjetividad será el laboratorio de la empresa analítica.
El cuerpo tiene que ver con la verdad y la palabra y se articula con lo inconsciente.
Es una sustancia gozante.
La biología molecular, que junto a la genética se han transformado en las disciplinas piloto del saber médico,  a traído nuevas nociones y conceptos  de lo que entendemos como cuerpo viviente.
 La última determinación no la vamos a encontrar ni en el núcleo ni en el citoplasma de la célula, sino en un sistema complejo pero extremadamente coordinado de dinámicas reguladoras que operan simultáneamente en todos los niveles desde la activación de la trascripción de la activación proteínica, de las comunicaciones intracelulares hasta el organismo en su totalidad.
Ya lo viviente venia en cuestión, en tanto no se adecuaba a la segunda ley de la termodinámica, la ley que dice que la entropía siempre aumenta.
La entropía mide el grado de degradación de la energía, es decir que en un sistema en el que tiene lugar cualquier tipo de proceso, la calidad de la energía tiende a disiparse, se incrementa la entropía.
La pregunta central era de cómo un organismo viviente podía producir transformaciones tan eficaces ( la del calor solar en fuerza motriz propia) sin  disipación de su energía.
El cuerpo animal no actúa como la lógica indica que funciona una máquina termodinámica. Es un ser contraentropico.
Hubo entonces que redefinir a los organismos vivientes, como sistemas abiertos de no-equilibrio termodinámicamente hablando.
Y de golpe él limite de lo viviente, no es la piel exterior del organismo, sino el perímetro externo de un sistema termodinámico cerrado, lo suficientemente grande para englobar los sustratos energéticos  requeridos para la respiración y el metabolismo.
Schroedinger, el padre de la mecánica quántica, señala que el rasgo característico de la vida, es su resistencia al deterioro, no su capacidad de reproducción o crecimiento, sino su aptitud para seguir funcionando durante tanto tiempo, y esto solo lo lograba “bebiendo orden”, incorporando información en un medio apropiado, liberarse de la entropía es  su condición de vida.
El cuerpo se ha transformado de manera irreversible, fundamentalmente en el discurso biológico.
Su verdadera importancia era no tanto porque vivía sino porque no se moría.
Como lo señala  la bióloga Fox Kéller,  el cuerpo par la biología moderna, como la molécula de ADN, y también como el moderno cuerpo cooperativa o político, se ha convertido en una parte más de una red informacional, ora máquina, ora mensaje, siempre listos para el intercambio, cada cual por el otro.
Al imaginarlo como una computadora, una red de procesamientos  de información o un transductor de insumos y productos múltiples, no solo evoca nuevas formas de pensar, hablar y hacer, este cuerpo, que ya no es un  nuevo tipo de cuerpo, ya es el cuerpo de una nueva máquina.
Como lo señala Lacan “ es muy curioso decir el hombre tiene un cuerpo”, también se podría decir que el cuerpo en el sentido que la palabra adquirió actualmente- tiene a un hombre. Y es muy posible que este cuerpo tenga aferrado al hombre con más fuerza de la que nunca ejerció ningún cuerpo materno.
Es interesante pensar que para la medicina, los aportes del psicoanálisis  sobre el cuerpo fueron prácticamente nulos.
El cuerpo biológico, centro propio de la medicina queda totalmente por fuera de la teoría psicoanalítica.
Que es el cuerpo para el psicoanálisis?
Paradójicamente  es algo con lo que no se nace. Es algo del orden de la construcción. Lo viviente no es el cuerpo.  No es un dato primario, tiene un estatuto subordinado.
Primera distinción, entre lo viviente, el organismo, lo biológico, hasta él límite de su formalización, y el cuerpo para el psicoanálisis, la evanescencia de la carne tocada por la histeria, o mortificado por lo psicosomático.
El cuerpo nace mirándose al espejo. Son necesarios un cachorro humano, una gestalt visual, y un soporte significante para que el acto tenga lugar. Hay una unidad, o por lo menos una expectativa fuerte para la posibilidad humana.
Hay por un lado un organismo discordante, prematuro, siempre al borde del despedazamiento y por otro una unidad tranquilizante, lograda por un cuerpo organizado por la imagen.
Y entonces muy tardíamente el niño va teniendo un cuerpo, con una organización suficiente, para empezar a soportar ser miembro la cultura.
La discordancia no solo es del cuerpo, también la teoría que quiere formalizarla se encuentra entre sus pliegues.
Va a decir también que es la cadena significante lo que introduce el discurso en el organismo,  y en él limite mismo, que el organismo animal ya tenia una cohesión que se pierde con el ingreso del significante.
El cuerpo, es el cuerpo de lo simbólico, el lenguaje en tanto sistemas de relaciones internas.
El concepto de entropía, podemos rastrearlo allí, donde Freud reflexiona sobre la viscosidad de la libido, esa renuencia que tiene la libido de abandonar los puntos de fijación.
Las vicisitudes de la pulsion, ser chupado, cagado, gritado y mirado, constituyen  los modos primarios de satisfacciones pasivas, que nos remontan al autoerotismo.
Ese acantonamiento de la libido, que Lacan denomina goce, es precisamente la entropía que el organismo debe vaciar, haciéndola pasar a goce fálico.
El psicoanálisis no es un idealismo, tiene su plena materialidad significante, y esto le permite ubicarse entre las ciencias.
Lo simbólico es verdaderamente un cuerpo, que va ha hacer cuerpo de una sustancia viviente.
Se  tratará entonces de la modalizaciones de esta incorporación, allí en esa particular manera, conque cada sujeto va resolver los avatares de su ingreso al mundo de lo humano, como debemos rastrear el comienzo de la incidencia del inconsciente sobre el cuerpo, pero también las marcas enigmáticas con que se van a inscribir la psicosis y el fenómeno psicosomático.
El cuerpo,  es un atributo, no es nuestro ser mismo, como sujetos del significante estamos  separados de él, hasta lo  podemos  hacer prescindible.
Él sujeto es alguien del que se habla antes de nacer y permanece allí después de su muerte, cuando ya su cuerpo no existe pero está sostenido en los significantes de su memoria.
Los sujetos persisten en sus escritos, como en las inscripciones de sus lápidas.
El lenguaje nos atribuye un cuerpo y después al unificarlo nos permite usufructuarlo.
La acción significante es devitalizante para lo viviente, lo viviente no entra en el significante sino a sus expensas.
El cuerpo debe vaciarse de goce, su persistencia  como goce de la cosa, nos asegura la enfermedad.
Pero también en su efecto de marca el lenguaje es quien nos atribuye los órganos. Es así como la función simbólica va reemplazar a la anatomía, en tanto destino del sexo de lo humano.
Será su inscripción fálica lo que va a decidir el mismo.
Es en su manera de afectar el cuerpo como incide pero aun más es él limite de su goce, como muerde esa carne y que hace con ella.
Muchos de los misterios actuales quizás puedan aclararse  en la línea de pensar el funcionamiento de las moléculas como simbólico, esto es como registros, códigos o señales, una molécula  se convierte en un mensaje, solo en un contexto más amplio de coacciones físicas, que también podría denominarse un lenguaje.
Lo Simbólico nos arrastra desde el código genético, combinatoria  de cuatro radicales químicos, a lo más propio de la lengua combinatoria de los fonemas y finalizando en la configuración de los hexagramas del I Ching, El Libro de las transformaciones, tan parecido al sistema de Leibniz, y a la disposición molecular del ADN.
Pero frente al registro de lo Real, esa roca dura que limita el accionar de lo simbólico,
eso tan difícil de pensar para la medicina, pone al psicoanálisis en el limite preciso de su imposibilidad, pero también de su plena capacidad transformadora.