Todo buque que se precie, sabe que su mejor destino es encallar y naufragar.
Cuando nací, ya existía el asfalto, letras de molde, conversaciones telefónicas, leyes y circos ambulantes. En este momento de mi vida, no me puedo ir de este mundo sin devolver algo de lo que la cultura me dio e hizo de mi. Es decir que el procesamiento de todo lo que recibí debe ser transmitido de alguna manera.
Empezando con mi ideología es decir con aquello que venía impreso en las proteínas de la leche de mi madre. Y que ahora me delatan al escribir estas líneas.
Un blog o un cuaderno de bitácora, es la forma que más me cabe para ese intento. Versará sobre el psicoanálisis en primer término, que me permitió varias vidas. Y al que vivió varias vidas le tocan varias muertes. Eso sí, las muertes que vengan, pero sin drama más bien con humor.
Contendrá algo de literatura , de cine, de ciencia y de todo aquello que mi curiosidad y mi estética me permitan.
Estamos hecho de letras acodadas por carne triturada por un real que siempre nos recuerda nuestro origen carroñero. Algo de esto se verán en este intento. Por lo demás incluiré también todos los escritos de aquellos que me gusten y me lo permitan.

domingo, 12 de febrero de 2012

Frases inteligentes 19


Si pudieras marcharte ahora y volver hace diez años. Marlene Dietrich.

Te quiero como eres. Pero no me digas cómo eres. Antonio Porchia.

…En un beso sabrás todo lo que he callado. Pablo Neruda.

La melancolía es el placer de estar triste. Víctor Hugo.

El deseo y la felicidad no pueden vivir juntos. Epicteto.

Pierdo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo. Antonio Porchia.

 …Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
que te diera!
Gustavo Adolfo Bécquer.

Al primer amor se lo quiere más, a los otros se los quiere mejor. Antoine de Saint Exupery.

El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías. Fedor Dostoiewsky.

El amor a lo don Juan no es más que afición a la caza. André Maurois.

La soledad es esencial al ser humano. Todos los hombres vienen solos a este mundo y solos lo abandonan. Thomas de  Quincey.

El amor es la respuesta, pero mientras usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas. Woody Allen.

La admiración es amor congelado. Francoise Sagan.

Todas las pasiones exageran: Es porque exageran por lo que son pasiones. Nicolás Roch.

La verdad mal intencionada es peor que la mentira. William Blake.

La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hacen que no se estimen. Miguel de Cervantes Saavedra.

Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Joan M. Serrat.

Los sueños son las únicas mentiras que pueden dejar de serlo.

Después de la verdad, nada hay tan bello como la ficción. Antonio Machado.

Si uno dice la verdad, puede estar seguro de que tarde o temprano será descubierto. Oscar Wilde.

En una discusión, lo difícil no es defender nuestra opinión, sino conocerla. André Maurois.

En la vida humana sólo unos pocos sueños se cumplen, la gran mayoría se roncan. Enrique Jardiel Poncela.

Nunca crea nada hasta que no haya sido negado oficialmente. Claud Cockburn.

Sólo perduran en el tiempo las cosas que no fueron del tiempo. Jorge L. Borges.

 Los muertos, a falta de un lugar más confortable, se quedan en la cabeza de los más queridos. Javier Marías.

Los hombres viven celosos de la inmortalidad. Platón.

…Yo nací un día que Dios estuvo enfermo. César Vallejo.

No labra uno su destino: ¡Lo aguanta!

Lo que no se convierte en recuerdo, no fue. Antonio Porchia.

Debo confesar que nací a una edad muy temprana. Groucho Marx.

La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer. Mark Twain.

A menudo es fatal vivir demasiado tiempo. Jean-Baptiste Racine.

A cierta edad, un poco por amor propio, otro poco por picardia, las cosas que más deseamos son las que fingimos no desear. Marcel Proust.

Lo malo de la vida es que no es lo que creemos pero tampoco lo contrario. Alejandra Pizarnik.

Ryunosuke Agutawa, escritor japonés, antes de quitarse la vida, compuso una lista de suicidas históricos en la que incluyó a Cristo. Adolfo Bioy Casares.

En realidad, los seguros de vida son seguros de muerte. Ramón Gomez de la Serna.

Para encontrar gusto a la vida, no hay como morirse. Enrique Jardiel Poncela.

La vejez es mala porque priva al hombre de todos los placeres dejándole los apetitos. Giacomo Leopardo.

A diferencia de la vejez, que siempre está de más, lo característico de la juventud es que siempre está de moda. Fernando Savater.

Cada vez que un hombre ríe, añade un par de días a su vida. Curzio Malaparte.

Claro que el café es un veneno lento; hace cuarenta años que lo bebo. Voltaire.

La edad también tiene ventajas muy saludables, se derrama mucho del alcohol que nos gustaría beber. Andre Gide.

El verdadero 'está bien' me lo digo en el suelo, caído. Antonio Porchia.

Muchas veces para ser buenos tenemos que dejar de ser honrados. Jacinto Benavente.

Uno puede defenderse contra los ataques; contra el elogio se está indefenso. Sigmund Freud.

La tolerancia religiosa es una especie de infidelidad. Ambrose Bierce.

Una de las ventajas de tener un Alzheimer es que uno está continuamente haciendo nuevos y excitantes descubrimientos.

La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás. Voltaire.

El hombre común se molesta si le dicen que su padre era deshonesto, pero se vanagloria si descubre que su bisabuelo fue pirata. Bern Williams.

Nada hay en la tierra más difícil de sostener que la boca. Edward Balser.

Todo el mundo comete errores. La clave es cometerlos cuando nadie nos ve. Peter Ustinov.

La conciencia no nos impide cometer pecados, pero desgraciadamente si disfrutar de ellos. Salvador de Madariaga.

La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser. El humor los consuela de lo que son. Winston Churchill.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia. Jorge L. Borges.

Según las estadísticas, existen treinta y cinco millones de leyes para hacer cumplir los diez mandamientos. Look.

Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis. Michel de Montaigne.

 No sólo es más fácil que entre un pobre en el cielo, sino que también tiene muchas más posibilidades de hacerlo antes. Jaume Perich.

Amarse a si mismo al menos tiene una ventaja: no hay muchos rivales.  Georg C. Lichtenberg.

La culpa la tiene sólo el tiempo. Todos los hombres se tornan buenos, pero ¡tan despacio!  Robert Browning.

El esfuerzo de utilizar las máquinas para emular el pensamiento humano siempre me han parecido bastante estúpido. Preferiría usarlas para emular algo mejor.  Edsger Dijkstra.

La poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita.

La persona que concuerda con todo lo que tú dices, o no está poniendo atención, o se propone venderte algo. Bud Holiday.

No practico el sexo tanto como querría, pero entreno todo lo que puedo. Woody Allen.
Soy ateo, gracias a Dios. Luis Buñuel.

Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo. Groucho Marx.

Los sucesos fortuitos tienden a suceder todos juntos. Postulado de Tylczak sobre la probabilidad.

Si se encuentra bien, no se preocupe. Se le pasará. Postulado de Boling.

Los libros tienen los mismos enemigos que los hombres: el fuego, la humedad, los bichos, el tiempo y su propio contenido. Paul Valery.

Cuando no hemos tenido la suerte de poseer padres alcohólicos, debemos emborracharnos toda la vida para compensar la abrumadora herencia de sus virtudes. Emile  Cioran.

Sólo en el niño reside la libertad. En él reina también la paz; aún no entró en conflicto consigo mismo. Colmado de riquezas, conoce su corazón e ignora las miserias de la existencia. Como no sabe qué es la muerte, es la inmortalidad. Friedrich Hölderlin.

 Somos fragmentos de un Dios que en el principio de los tiempos se destruyó, ávido de no ser. La historia universal es la oscura agonía de esos fragmentos. Jorge L. Borges.

… Hoy vas a entrar en mi pasado
Hoy nuevas sendas tomaremos
Qué grande ha sido nuestro amor
Y sin embargo, ay, mira lo que quedó.
“Los mareados”. Enrique Cadicamo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario