Todo buque que se precie, sabe que su mejor destino es encallar y naufragar.
Cuando nací, ya existía el asfalto, letras de molde, conversaciones telefónicas, leyes y circos ambulantes. En este momento de mi vida, no me puedo ir de este mundo sin devolver algo de lo que la cultura me dio e hizo de mi. Es decir que el procesamiento de todo lo que recibí debe ser transmitido de alguna manera.
Empezando con mi ideología es decir con aquello que venía impreso en las proteínas de la leche de mi madre. Y que ahora me delatan al escribir estas líneas.
Un blog o un cuaderno de bitácora, es la forma que más me cabe para ese intento. Versará sobre el psicoanálisis en primer término, que me permitió varias vidas. Y al que vivió varias vidas le tocan varias muertes. Eso sí, las muertes que vengan, pero sin drama más bien con humor.
Contendrá algo de literatura , de cine, de ciencia y de todo aquello que mi curiosidad y mi estética me permitan.
Estamos hecho de letras acodadas por carne triturada por un real que siempre nos recuerda nuestro origen carroñero. Algo de esto se verán en este intento. Por lo demás incluiré también todos los escritos de aquellos que me gusten y me lo permitan.

sábado, 14 de agosto de 2010

Frases inteligentes 8.

Adán era simplemente humano, eso lo explica todo. No deseó la manzana por la manzana misma, la deseó porque estaba prohibida. El error fue no prohibir la serpiente, entonces el se hubiera comido la serpiente. M. Twain.

La economía es el lugar donde sucede con toda naturalidad, lo que nadie hubiese esperado.

Millones de personas que anhelan la inmortalidad no saben que hacer con sus vidas en el atardecer lluvioso de un domingo. S. Hertz.

Uno no puede evitar que los pájaros revoloteen alrededor de su cabeza, lo que si puede evitar es que hagan el nido allí.

El último invento mecánico que tolero es el ascensor. J. L. Borges.

No hay hombres viejos, hay mujeres inexpertas. Charles Chaplin.

El cornudo conciente es inevitablemente el amante.

Los sueños que soñé cuando era joven no se realizaron pero me ayudaron a vivir.

El indio.

Cuento. Roberto Molero. Septiembre del 2001.

La dilatada pampa, era estrecha para la angustia del soldado de avanzada, de un regimiento alejado en incontables leguas.
La tarde iniciaba su repetido regreso a la noche.
Los perfumes de la llanura, hacían eco a un silencio solo roto por distantes cantos de pájaros.
El soldado y su caballo eran apenas un punto en esa búsqueda de la nada, llamada el encuentro con el indio.
Sus ordenes eran imprecisas, como sus pensamientos acerca de su destino.
Buscar al indio y no saber bien que hacer con ello.
Se apeó, sentado entre la hierba comió un trozo de charque y cebó algún mate, intentando sacar el gusto amargo de su boca.
De golpe vio en el horizonte un movimiento que le hizo sentir miedo.
Montó, sobre el caballo siempre se sentía mas seguro y tenso, se dispuso a esperar lo que esa rara tarde le traería.
El movimiento tomo la vaga forma de alguien montado que se le acercaba.
Comprendió que era un indio, como él, de avanzada.
Le quedaba huir, pero entendió que seria inútil, su caballo y su desánimo no daban para más.
Solo restaba enfrentarlo. Su espada contra una larga lanza que imaginó impaciente, no le daba precisamente ventaja alguna.
El indio se detuvo a unos veinte pasos de donde él estaba.
Se miraron, se midieron, ambos comprendían que uno esa noche no dormiría, o que por lo menos no vería el próximo amanecer.
La tarde continuaba su retirada, las primeras sombras hacían más solitaria la escena.
La pampa los honraba con su silencio.
Dos criaturas desesperadas en sus maneras y en sus códigos, gastaban en sus miradas las contradicciones de sus íntimas culturas.
El soldado quizás recordaba a su enjuta mujer de aindiado rostro. El indio a su cautiva blanca, trofeo de algún olvidado malon.
Quizás ambos se preguntaron el porque de ese absurdo momento.
Quizás por un nebuloso instante intuyeron la miseria de su condición.
Guerreros cuyas muertes a nadie importaría mucho. Avanzadas solitarias, destinadas al desencuentro.
Con lentitud giraron sus caballos y se alejaron mutuamente.
Sin poder saber que en ese gesto, mas que la vida, les iba la módica inmortalidad de un ejercicio literario.

El mar.

Poema. Carilda Oliver Labra.

Como en un lecho me tendí en el mar.
Hechizada por musgos y por linos
tuve acoso de brazos peregrinos
que me echaban las ondas al pasar.

Contra mi carne se batió el azar.
El agua -furia, vértigos y vinos-
se entretenía con los bordes finos
de mis caderas, blancas de esperar.

Entonces: grave, pálido, insereno,
llegaste como llega siempre el mar
y tu mirada me rompió este seno.

Ni Dios mismo nos pudo separar:
cuando una ola te volvía ajeno
entrabas en mis piernas con el mar.

Elogio a la rutina.

Conversando respecto a ocio, surgió que expectativas para las vacaciones era poder cambiar, o poder salir de la rutina.
El tema me pareció interesante porque en mis proyectos estivales se encontraba la idea de que yo buscaba todo lo contrario: estar en un sitio donde tuviera las suficientes rutinas como para que nada me planteara problemas e interfiriera con mi descanso.
En Corominas – (diccionario etimológico, versión breve) – y me encontré con lo siguiente:
RUTILANTE.Tomado del latín rutilians, rutilare “brillar como el oro”. De allí se derivan Rutina, rutinario, V. Romper.
El uso de la lengua concentra las contradicciones de una manera maravillosa. Así me sorprendí con rutina y romper. ¿No era que eran términos totalmente diferentes y que había que “romper la rutina”?
En mi concepto el progreso representa una ruptura, dejar de repetir una rutina para que aparezca otra respuesta para el mismo problema. Lo indudablemente paradojal es que esa respuesta plantea una nueva pregunta. Pero ¿no nos “arrutinamos” rápidamente en la nueva adquisición? ¿No es que en última instancia estamos buscando una nueva forma de rutina? ¿No es la rutina un pesado magma que va absorbiendo todos los progresos?
¿Los humanos somos seres inteligentes, sujetos del lenguaje, hecho que nos permite destruir nuestro habitat de una forma tan metódica que...si seguimos con este progreso vamos a lograr eliminar el planeta? Aunque siempre nos compararon con los simios, algunas veces me siento tentada de compararme con una hormiga. Una sociedad indestructible afanada en eso, en ser indestructible. Trabajan, se reproducen, trabajan, se reproducen e insisten en conductas instintivas ¿rutinarias? A mi entender ellas no progresan, se conservan.
Cada nueva propuesta diferente se convierte en progreso si, y sólo si, la sociedad la toma como rutina. Decía Freud respecto de la sublimación que lo era en tanto fuera socialmente aceptada. Siguiendo esta línea, si fuera conservada como adquisición...¿ no es así?
Podría también recordar el concepto de “energía libre” y “energía ligada” considerando que la energía ligada es la que se ha podido incorporar al sujeto. En este delirio “rutinesco” diríamos, se hizo rutina.
Tal las asociaciones provocadas para justificar la placentera rutina que para mi son las vacaciones, diferenciándolas de un viaje, por ejemplo, en el que se pretende que todo sea diferente....por lo que una regresa terriblemente cansada, anhelando unas vacaciones..
Creo que seria bueno diferenciar rutina de repetición, ya que desde un punto de vista psicoanalítico la repetición tiene que ver con la pulsión, mientras que la rutina es un recurso yoico de adaptación al mundo (a veces podría ser la rutina un recurso sumamente necesario frente a los graves casos de desorganización yoica, sabemos lo difícil de armarle una rutina a los pacientes graves).
También llaman rutina los bailarines a una coreografía establecida, y los músicos a los ejercicios para calentar los dedos – o los labios – y al instrumento.
Estamos plagados de rutinas que nos permiten dejar de volver de resolver problemas. Si tuviéramos que concentrarnos en cada lavado de dientes, abotonado de la ropa y otras pequeñeces, nuestra cabeza estaría más ocupada que la de Funes, el memorioso.
¡ Arriba la rutina!
Lic. Ethel Greizerstein.

Lo bello.

La experiencia de lo bello, se realiza en la conjunción adecuada, que experimentan los sentidos, con el significante amo que determina que es bello y que no lo es.
Cuando el objeto de nuestra mirada embelesada, es realmente una creación original de lo humano, se nos aparece como el propio significante amo mirando nuestra mirada.
Nos encontramos allí con la obra que marca un nuevo paradigma de la organización de los cánones de la belleza.
Hay allí, en ese instante maravilloso una identificación de los ideales del sujeto con el objeto, y se abre un instante de nuestra felicidad.
Es como en el humor donde por un momento el superyo nos depara una actitud indulgente, nos permite volver a nuestra mas tierna infancia donde frente a la mirada de la madre, recuperamos algo de lo irrecuperable, y nada nos duele. Es un goce tolerado, fálico, goce que se termina haciéndose social por la identidad de deseos de los sujetos en un momento histórico dado.
En tanto siguiendo a Freud, lo bello es también sexualidad humana en donde las marcas significantes nos determinan la plena posibilidad del goce fálico.
La belleza expresión de una estética histórica, también participa de la experiencia ética,
En esta debemos someternos al mandato del deseo, aceptando que la castración simbólica es la única posibilidad de jugar nuestro deseo sin ser aniquilados por el.
Lo bello se puede encontrar en muchos lugares, pero deberá estar incluido en las redes de aquellos significantes que fueron tejidos entre el deseo de la madre y el nombre del padre.
Lacan señala que lo bello es la ultima defensa frente a la aparición de lo real. En la película Old Thad Yazz, la muerte que llama al sujeto al encuentro con su desencuentro final, es también la imagen de la belleza y la sexualidad.
Así vale la pena morirse.

Roberto Molero, enero 2004.