Todo buque que se precie, sabe que su mejor destino es encallar y naufragar.
Cuando nací, ya existía el asfalto, letras de molde, conversaciones telefónicas, leyes y circos ambulantes. En este momento de mi vida, no me puedo ir de este mundo sin devolver algo de lo que la cultura me dio e hizo de mi. Es decir que el procesamiento de todo lo que recibí debe ser transmitido de alguna manera.
Empezando con mi ideología es decir con aquello que venía impreso en las proteínas de la leche de mi madre. Y que ahora me delatan al escribir estas líneas.
Un blog o un cuaderno de bitácora, es la forma que más me cabe para ese intento. Versará sobre el psicoanálisis en primer término, que me permitió varias vidas. Y al que vivió varias vidas le tocan varias muertes. Eso sí, las muertes que vengan, pero sin drama más bien con humor.
Contendrá algo de literatura , de cine, de ciencia y de todo aquello que mi curiosidad y mi estética me permitan.
Estamos hecho de letras acodadas por carne triturada por un real que siempre nos recuerda nuestro origen carroñero. Algo de esto se verán en este intento. Por lo demás incluiré también todos los escritos de aquellos que me gusten y me lo permitan.

sábado, 31 de julio de 2010

Frases inteligentes 7

Las tropas enemigas están frente a nosotros, detrás. A la derecha y a la izquierda. Estamos totalmente rodeados. Esta vez, el enemigo no puede escapar. Oficial norteamericano, de la segunda guerra mundial.

No siento nada cuando rozo las piernas de mi mujer, pero me duelen las mías, si a ella le duelen las suyas. Miguel de Unamuno.

Bigamia es tener una esposa de más. Monogamia es lo mismo. Oscar Wilde.

El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra, fue el fundador de la civilización. Sigmund Freud.

Para que seguir cometiendo viejos errores, si hay tantos errores nuevos para cometer. Bernard Russell.

Una vida sin riesgos es una vida muy riesgosa. Miguel Menassa.

Los hombres casados viven más que los solteros, pero están mucho más dispuestos a morir.

La abstinencia solo sirve cuando se convierte en vicio. Gregory Bateson.

Yo quería besarte.


Poema. César  Fernádez Moreno.

Estábamos en una de las habitaciones favoritas
de mi infancia
ésa de piso embaldosado
y ventanas profundamente excavadas en el muro
ésa con puerta de dos hojas
que se abre de golpe sobre el enorme jazminero
yo quería besarte
planeaba el camino mejor hasta tus labios
pero había comprendido que ya era imposible
cuando te vi de pronto muy cerca de mí
apoyados los hombros contra la pared
entonces dije no sé qué frase
y antes de terminarla ya estaba sobre tu boca
tú permaneciste quieta
sólo tus dientes resistían en semicírculo
pero mientras mi beso premioso se cumplía
tus ojos lloraban grandes lágrimas silenciosas
que invadían lentamente tus pómulos tus mejillas
iluminaban tu cara con cambiantes reflejos plateados
y se acercaban serpenteando a la linde de nuestros labios
el sueño continuaba después
con alternativas sin importancia.

La Trama


Cuento. Jorge Luis Borges.

Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de la estatua por lo impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas): ¡Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.

Ante el Juez de Instrucción.

Cuento. Roberto Molero. 6 de marzo del 2000.

Me miró fijamente. Supe de inmediato que estaba perdido.
Desvié la mirada.
El secretario en su lectura hablaba de un ilícito.
Mi cabeza se obstinaba en recordar sucesos intrascendentes.
Los ojos de mi madre, de ese verde acicalado, eran todo lo que poblaba mi niñez.
El secretario insistía en el ilícito. El juez de instrucción, por la opacidad de su presencia  sugería que él, ya había cometido el acto miserable del día.
Pero yo no podía continuar ajeno al hecho.
Los ilícitos en mi barrio, eran materia de estudio o de admiración.
Los ilícitos en mi hogar eran repudiados por mi padre.
De golpe sentí asco, de la justicia, del secretario, del juez, de la transpiración cobarde, un acto pensaba puede redimir toda una vida errada, o por lo menos mitigar sus efectos.
Los pecados de la infancia, me decía, no pasan de veniales, pero yo albergaba dudas.
Finalmente comprendí que lo mejor era una amplia confesión.
Mire al juez directamente, al horror de sus noches deshabitadas, y hablé.
Desvió su mirada.
Fui condenado a doce días de prisión en la cárcel estatal de Pocitos en los arrabales de Montevideo

viernes, 23 de julio de 2010

Frases inteligentes 6.

Dios es el único ser que para reinar no tuvo ni siquiera necesidad de existir.
Charles Baudelaire.

La vida es una enfermedad mortal que se transmite sexualmente.

Todas las coronas se pagan, hasta las de espinas. S. Beauvoir.

Me han pasado cosas terribles en la vida, alguna de ellas sucedieron. M. Twain.

No piense mal de mi señorita, mi interés por usted es puramente sexual. Groucho Marx.

El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita de un especialista muy avanzado para verificar la diferencia. W. Allen.

La muerte esta tan segura de que nos va a ganar, que nos da toda una vida de ventaja.

La vejez no es tan mala si considera uno la alternativa. Maurice Chevalier.

Fue en Palermo.

Cuento. Roberto Molero. 26 de mayo del 2001.

Fue en Palermo, barrio temprano, que casi ciega mi mirada infantil. Una tarde, con el alma infectada por la desesperación, salí de búsqueda y de encuentro.
No bien la vi, supe que estaba perdido.
De una belleza desconocida, una composición lánguida y perfecta, como la madre de mis sueños, mitad mujer, mitad alondra. Mestizaje que no me abandono en toda mi vida, prueba irrefutable de un empeño mal entendido.
Trescientos cincuenta metros alcanzaron para que me mirase de reojo, un cierto cansancio en mis tobillos, fueron suficiente para que aceptara tomar un café juntos.
Una cifra de dos ceros, me puso en la pista que no era oriunda del barrio, posiblemente egresada de psicología o arquitectura, haciendo sus primeras armas.
La conversación era entretenida, pero mis frases mejor logradas apenas la conmovían.
El rojo de sus labios confundía mis sentidos.
Y tu, cuanto cuestas?. Me pregunto de improviso y con mirada socarrona.
Fue allí que malicie, que era un travesti o un investigador de campo.
Me hice el desentendido, pero recordé a los Siete Locos. Intuí que el papel del rufián melancólico no me sentaría nada mal.
Mantenido por un hombre, que no fuera mi padre, era una dignidad, desconocida en el barrio.
Porque fue en Palermo, donde los travestis hicieron su territorio. Y yo que bebí la prolija lluvia donde propiamente se fundo Buenos Aires, me sentí también reconocido, único.
Al principio todo fue como no lo imagine.
La mitad mujer, me arrastraba fatalmente hasta el cielo, la mitad alondra, ahora devenida urraca, me producía un no sé que de inmoralidad.
Tenía dinero, que en mi cuadra no era poco. Era respetado por todas las vecinas y hasta por algunos esposos condescendientes.
Un día le pregunte como se llamaba. Se puso totalmente colorada y no me respondió.
Hoy, al cabo de tantos años de cautiverio, de iniquidad y frenesí, puedo reconocer, que mi decisión, no se si equivocada o apresurada, se baso en la mirada, cuando en definitivo seria el olfato lo que decidiría la cuestión.
Un travesti a lo sumo huele como un hombre. El olor del azufre es de otra especie.

Demostracion de la existencia de Papa Noel

Demostración de la existencia de Papa Noel más conocido como Santa Claus: 

Se han obtenido los siguientes datos acerca de la existencia de Papa Noel:
- Ninguna especie conocida de reno puede volar. No obstante, existen aproximadamente 300000 especies vivas pendientes de clasificación. Si bien la mayoría de ellas son insectos y gérmenes, no es posible descartar completamente la posible existencia entre ellas del reno volador que solo Papa Noel conoce.
- Se calcula unos 2000 millones de niños (considerando únicamente a las personas con menos de 18 años) en el mundo. Pero dado que Papa Noel no parece que se ocupe de los niños musulmanes, hindúes, judíos y budistas, la cifra se reduce a un 15% del total (unos 378 millones, según las estadísticas mundiales de población). Según estas estadísticas, hay una media de 3,5 niños por hogar, por lo que estamos hablando de unos 108 millones de hogares (suponiendo que en cada uno de ellos, haya al menos un niño que se haya portado bien).
- Papa Noel dispone de 31 horas en Nochebuena para realizar su trabajo, gracias a los diferentes horarios y a la rotación de la tierra (se supone que viaja de este a oeste, lo cual parece lógico). Esto supone 967,74 visitas por segundo. En otras palabras, en cada hogar cristiano con un niño bueno, Papa Noel tiene 0,000001 segundos para aparcar, salir del trineo, bajar por la chimenea, llenar los calcetines, repartir los demás regalos bajo el árbol, comerse lo que le hayan dejado, trepar otra vez por la chimenea, subir al trineo y marchar hacia la siguiente casa. Suponiendo que cada una de estas 108 millones de paradas está distribuida uniformemente sobre la superficie de la tierra (lo cual es falso, pero puede valer para los cálculos), hay 4,7 Km. entre casa y casa. Se deduce de ello, que el trineo de Papa Noel se mueve a unos 4569 Km./s; aproximadamente 13438,33 veces la velocidad del sonido. Y un reno convencional sólo puede correr a una velocidad punta de unos 24 Km./h.
La carga del trineo añade otro elemento interesante al estudio. Suponiendo que cada niño solo se lleve un TENTE de tamaño mediano (0.9 Kg), el trineo transporta unas 340200 toneladas, sin contar a Papa Noel a quien siempre se le describe como bastante rellenito. En la tierra, un reno convencional no es capaz de transportar más allá de 150 Kg. Aunque el reno volador pudiera transportar diez veces esa carga, no bastarían ocho o nueve, sino que se precisarían unos 226800 renos. Esto incrementa la carga (sin contar el peso del propio trineo) a unas 353430 toneladas. Sí tenemos en cuenta el peso del conjunto 5353000 toneladas y que viajarían a unos 4569 Km./s y que crearían una resistencia aerodinámica enorme, esto provocaría un calentamiento de los renos similar al que sufre una nave espacial en su reentrada a la atmósfera terrestre. La pareja de renos que vaya a la cabeza absorbería un trillón de julios de energía por segundo, cada uno. En pocas palabras, se incendiarían y consumirían casi al instante, quedándose expuesta la pareja de renos posterior. También se originarían unas ondas sonoras ensordecedoras en este proceso. El tiro de renos al completo se vaporizaría en 4.26 milésimas de segundo. Papa Noel mientras tanto, sufriría unas fuerzas ficticias 17500.06 veces superiores a las de la gravedad. Si Papa Noel pesase 120 Kg (tirando por lo bajo), sería aplastado contra la parte posterior del trineo con una fuerza de más de 2 millones de Kg. Por consiguiente y concluyendo, si Papa Noel intentó alguna vez llevar los regalos a los niños en Navidad, está muerto.
Entonces surge la gran pregunta:
¿Existe Papa Noel?
Si respondemos lo anterior a un niño cuando nos pregunte por la existencia de Santa Claus (o bien, lo deduce por si mismo), el niño puede llevarse una desilusión tremenda. Por suerte, hay una contraexplicación que puede sernos útil en este caso:
El análisis anterior, basado en las leyes de la Física Clásica, presenta un fallo importante, puesto que no considera los fenómenos cuánticos, que son bastante significativos en este caso particular. Como se ha indicado, se conoce con extrema precisión la velocidad terminal del reno a través del aire seco de Diciembre sobre el hemisferio norte (por ejemplo). Así mismo, se conoce con tremenda precisión la masa de Papa Noel y su trineo (puesto que se conoce el número de niños, regalos y renos justo antes del vuelo). En cuanto a la dirección y sentido del vuelo, ésta es esencialmente de Este a Oeste.
Todo lo anterior significa que se puede determinar con excelente precisión el vector del momento cinético de Papa Noel y su cargamento. Basta con aplicar el principio de incertidumbre de Heisemberg para saber que la posición de Papa Noel, en cualquier momento de Nochebuena, es extremadamente imprecisa. En otras palabras, está "difuminado" sobre la superficie de la tierra, de forma análoga como el electrón está "difuminado" a una cierta distancia del núcleo de átomo. Por tanto, literalmente puede encontrarse en todas partes en un momento dado.
Por último, las velocidades relativas a las que los renos pueden llegar durante breves lapsos de tiempo hacen posible que, en ciertos casos, lleguen a algunos lugares un poco antes de salir del polo norte. Papa Noel, en otras palabras, asume durante breves periodos de tiempo las características del taquión. Estamos de acuerdo en que la existencia de los taquiones aun no esta probada y es hipotética, pero lo mismo ocurre con los agujeros negros, y ya nadie duda de su existencia.
Así que resumiendo y concluyendo, es perfectamente posible la existencia de Papa Noel y que reparta todos los regalos en nochebuena.

martes, 13 de julio de 2010

Frases inteligentes 5.

La moda es la pugna entre el instinto natural de vestirse y el instinto natural de desnudarse. Dino Segre (Pitigrilli)

El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores. W. Allen.

Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo; simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima. O. Wilde.

Nadie se queja de tener lo que no se merece. Austen.

Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos. La Rochefoucauld.

Malgasté el tiempo y ahora el tiempo me malgasta a mí. Willian Shakespeare.

La mujer huye de la tentación; el hombre se aleja de ella a paso lento, con la dulce esperanza de que lo alcance.

Hay mujeres que no se divorcian porque no han terminado de vengarse. Sigmund Freud.

Ella queria eso y yo le daba eso. Ni semen ni sonrisas, latigazos.

Poema de Miguel Menassa.

Un día me pidió que la matara
y yo me lo pensé.
Al señor magistrado le podrás decir
que era el primer orgasmo de mi vida
y que esa emoción violenta me mató,
a mí no me lo digas, llévame una flor.
A mí, dame la opulencia de tus manos
pegándome,
abriendo surcos de amor sobre mi piel,
tu distancia viéndome gozar, eso quiero,
las blasfemias al oído para poder llegar:
Puta... Puta... Puta... hoy no te pegaré
y, ahí, comenzaba el gran concierto.
Los ayes de la bestia se tragaban el alma
la moral quedaba arrinconada en la ventana
y la carne en su ética, más allá de mi goce,
imponía la maravilla del dolor, su algarabía.
Un día me pidió que la matara
y yo me lo pensé.
A tus amigos puedes decirles
que no te amaba tanto.
Que me fui con un hombre
que permite el silencio.
Todos los amigos entenderán,
me fui con un hombre,
que amaba con frenesí,
todos mis defectos.
Nadie preguntará por la que sólo goza
cuando sobre su piel el amor deja huellas,
marcas que atestigüen que estuvimos, ahí,
amándonos.
Éramos únicos en esa soledad,
tú, enamorado de mis gritos,
yo, del dolor.
Tu cuerpo no existía,
sólo tu brazo firme
golpeando las nalgas de la muerte.
A tus amigos diles que un día me cansé
de tus modales delicados, de tu timidez,
que yo quería un macho a mi lado,
que me obligara a amar,
que me pegara siempre.
Y tú estabas lleno de palabras,
tu brazo, al pegarme, siempre tembló.
Cuando tu brazo dejó de ser tu brazo
y fue el viento de fuego del desierto,
la helada razón de los glaciares árticos,
ese día gocé,
ese día gocé desde la marca al alma,
ese día el dolor
gozó en mí como nunca.
Hielo sobre fuego y no se derretía.
Era un cristal que atravesaba el fuego
y al chocar con la piel se diluía.
Al recordar,
hielo y fuego eran el mismo sueño.
Quiero que intervenga la justicia,
que se abra un expediente
que se investigue nuestro amor.
¿Quién es el asesino?
Tus manos que apretarán mi cuello
hasta el orgasmo
o la tarde de otoño donde ciegos,
atravesamos las calles del delirio,
donde una gran maldad naciente
me hacía gozar.
¿Quién es el asesino?
Este pobre hombre sin destino
que sólo desea mi deseo
de morir en sus brazos
o la pequeña mujer
que invade su cerebro
cuando me llama puta.
¿Quién el culpable, quién?
Si cuando su brazo se alzaba
omnipotente contra el mundo,
era la fuerza de su brazo, mi deseo.
Le digo no a la vida para poder amarte,
me hundo entre las piedras amargas
de tus universales reflexiones.
Esquivo bruscamente
caricias comprometedoras
y caigo, infinita,
en mi propia negritud.
Hoy no es el goce el que nos llama.
Hoy es la muerte la que quiere gozar.
¡Pégame!
Soy esa puta
que siempre quisiste maltratar.
La esclava por amor
que siempre ambicionaste.
La mujer extranjera y sin familia
que nadie reclamará.
¡Mátame!
Llénate para siempre de mis gritos
de goce con la muerte.
Toma distancia de nuestro amor
pidiendo piedad
y mátame.
Haz como que juegas con mi cuello
y rómpelo.
Desprecio tu cobardía
tu demencia varonil
y muero sin que me mates,
sin matarme muero.
Siembro en tu vida la duda, la sospecha.
No me has matado, no y, sin embargo,
eres el asesino, el que violó a su víctima
mientras agonizaba.
Escríbeme un poema,
no te olvides.
Dibújame en la cara
una sonrisa eterna.
Pon tersura en mis pechos
y en mis nalgas la salsa de la vida.
No dejes de decir en el poema
que yo, también, te amaba.
A mis mujeres amadas,
a nuestras novias amadas
les dirás toda la verdad:
Un día me pidió que la matara
y la maté.
Y a cada una de ellas, mis amadas,
le hablarás en secreto de nuestro amor
y del grandioso momento de mi muerte.
Ellas se volverán locas
y buscarán el goce del dolor
y tú serás el asesino en serie
que la historia jamás olvidará.
Ten un destino
pégame más fuerte
mátame.

Matrimonio entre gente rara.

Estoy completamente a favor del permitir el matrimonio entre católicos. Me parece una injusticia y un error tratar de impedírselo.
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos.
Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por "el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruín de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia.
Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!".
Veo ese tipo de críticas y respondo: Si bien es cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.
Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales.

Autor anónimo.

sábado, 3 de julio de 2010

Frases inteligentes 4

Mucho maquillaje y poca ropa, es siempre un signo de desesperación en una mujer. Oscar Wilde.

El infierno y el paraíso me perecen desproporcionados. Los actos de los hombres no merecen tanto. J. L. Borges.

El juego es una amante pobre, mantenida como si fuera rica. M. Menassa.

El hombre recurre a la verdad sólo cuando anda escaso de mentiras. J. J. Arreola.

Los jóvenes, hoy en día, se imaginan que el dinero lo es todo. Y, cuando llegan a viejos, descubren que lo es realmente. O. Wilde.

Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero. Pero cuestan tanto. Groucho Marx.

Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte, los valientes gustan la muerte sólo una vez. W. Shakespeare.

La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre. Rudolf Kipling.

El racimo inocente

Poema.Alfonsina Storni.

Así, como jugando, te acerqué el corazón
Hace ya mucho tiempo, en una primavera...
Pero tú, indiferente, pasaste por mi vera...
Hace ya mucho tiempo.

Sabio de toda cosa, no sabías acaso
Ese juego de niña que cubría discreto
Con risas inocentes el tremendo secreto,
Sabio de toda cosa...

Hoy, de vuelta a mi lado, ya mujer, tú me pides
El corazón aquél que en silencio fue tuyo,
Y con torpes palabras negativas arguyo
Hoy, de vuelta a mi lado.

Oh, cuando te ofrecí el corazón en aquella
Primavera, era un dulce racimo no tocado
El corazón... Ya otros los granos han probado
Del racimo inocente...

El cine

Dos horas en la oscuridad, viendo imágenes acompañadas de silencios o sonidos, parece imposible que cambien de manera fundamental a una persona.
En esta lista hay muchas de esas películas que cumplieron esa función y otras en que el placer me nubló la conciencia durante un buen tiempo.
Este es el resultado de nombrar los componentes de una pasión que hizo también mucho de lo que soy.


1. Ciudadano Kane. Orson Wells (1941)
2. Casablanca. Michael Curtiz (1942)
3. El padrino I. Francis Ford Coppola (1972)
4. La gran comilona. Marco Ferreri (1973)
5. Mama cumple 100 años. Carlos Saura (1979)
6. Amarcord. Federico Fellini (1974)
7. El graduado. Mike Nikols (1967)
8. Blow up. Michelangelo Antonioni (1966)
9. Encuentros en la tercera fase. Steven Spielberg (1977)
10. La amante del teniente frances. Karel Reisz (1981)
11. ¿Qué? Roman Polansky (1973)
12. Paris, Texas. Wim Wenders (1984)
13. El conformista. Bernardo Bertolucci (1970)
14. Portero de la noche. Liliana Cavani (1974)
15. La reina de Africa. John Houston (1951)
16. Dodes ka-den. Akira Kurosawa (1970)
17. La armada Brancaleone. Mario Monicelli (1966)
18. Psicosis. Alfred Hitchcock (1960)
19. Fitzcarraldo. W. Herzog (1982)
20. Tarde de perros. Sidney Lumet (1975)
21. Birdy. Alan Parker (1984)
22. 2001: una odisea del espacio. Stanley Kubrik (1968)
23. La noche americana. François Truffaut (1973)
24. Un hombre y una mujer. Claude Lelouch (1975)
25. E.t. El extraterrestre. Steven Spielberg (1982)
26. Teléfono rojo: ¿volamos hacia Moscú? Stanley Kubrik (1964)
27. Como plaga de langostas. John Schlesinger (1975)
28. Apocalypse now. Francis Ford Coppola (1979)
29. Il sorpasso. Dino Risi (1962)
30. Out of Africa. Sydney Pollack (1985)
31. Annie Hall. Woody Allen (1977)
32. El padrino parte ll Francis Ford Coppola (1974)
33. Muerte en Venecia. Luchino Visconti (1971)
34. Queimada. Gino Pontecorvo (1969)
35. Cría cuervos. Carlos Saura (1975)
36. Cowboy de medianoche. John Schlesinger (1969)
37. Zabriskie Point. Michelangelo Antonioni (1970 )
38. Los puentes de Madison. Clint Eastwood (1995)
39. El romance del Aniceto y la Francisca. Leonardo Favio (1966)
40. Gritos y susurros. Ingmar Bergman (1972)
41. La patrulla infernal. Stanley Kubrik (1957)
42. La ventana indiscreta. Alfred Hitchcock (1954)
43. Hace un año en Mariembad. Alain Resnais (1961)
44. Providence. Alain Resnais (1977)
45. 1900 (novecento). Bernardo Bertolucci (1976)
46. La dolce vita. Federico Fellini (1960)
47. El gatopardo. Luchino Visconti (1963)
48. Tiburón. Steven Spielberg (1975)
49. El sirviente. Joseph Losey (1963)
50. Dos hombres y un destino. George Roy Hill (1969)
51. Cabaret. Bob Fosse (1972)
52. Los amantes. Louis Malle (1958)
53. Amadeus. Milos Forman (1984)
54. La famila. Ettore Scola (1986)
55. Los siete samurais. Akira Kurosawa (1954)
56. M*a*s*h. Robert Altman (1970)
57. El tercer hombre. Carol Reed (1949)
58. Kagemusha. Akira Kurosawa (1980)
59. El juego de las lagrimas. Neil Jordan (1992)
60. Derzu Uzala. Akira Kurosawa (1975)
61. El ultimo tango en Paris. Bernardo Bertolucci (1972)
62. Una Eva y dos Adanes. Billy Wilder (1959)
63. ¿A quién ama Gilbert Grape? Lasse Hallström (1993)
64. Fanny y Alexander. Ingmar Bergman (1983)
65. Una jornada particular. Ettore Scola (1977)
66. Manhattan. Woody Allen (1979)
67. La rosa purpura de el Cairo. Woody Allen (1985)
68. Cinema paradiso. Giuseppe Tornatore (1989)
69. La lengua de las mariposas.José Luis Cuerda (1999)
70. Jules et Jim. François Truffaut (1961)
71. Zelig. Woody Allen (1983)
72. Los santos inocentes. Mario Camus (1984)
73. La gran ilusion. Jean Rendir (1937)
74. Hiroshima, mi amor. Alain Resnais (1959)
75. El séptimo sello. Igmar Bergman (1957)
76. El mensajero. Joseph Losey (1971)
77. El cartero. Michael Radford (1994)
78. Hable con ella. Pedro Almodóvar (2002)
79. El cazador. Michael Cimino (1978)
80. La delgada linea roja. Terrence Malick (1998)
81. Tiempos modernos. Charles Chaplin (1936)
82. Buenos muchachos Martin Scorsese (1990)
83. Platoon. Oliver Stone (1986)
84. 8 y ½. Federico Fellini (1963)
85. Los 400 golpes. François Truffaut (1959)
86. El jardín de los Finzi Contini. Vittorio de Sica (1870)
87. El baile. Ettore Scola (1982)
88. Buscando mi destino. Dennis Hopper (1969)
89. Pretty baby. Luis Malle (1978)
90.Thelma & Louise. Ridley Scott (1991)
91. Perros de paja. Sam Peckinpah (1970),
92. La noche americana. François Truffaut (1973)
93. Grupo de familia. Luchino Visconti (1974)
94. El discreto encanto de la burguesía. Luis Buñuel (1972)
95. Perros de la calle. Quentin Tarantino (1992)
96. Barry Lyndon. Stanley Kubrick (1975)
97. El golpe. George Roy Hill (1973)
98. Erase una vez en America. Sergio Leone (1984)
99. Psicosis. Alfred Hitchcock (1960)
100. Taxi driver. Martin Scorsese (1976)
101. El año que vivimos en peligro. Peter Weir (1982)
102. Enamorarse. Ulu Grosbard (1984)
103. A pleno sol. René Climent (1960)
104. Rififi. Jules Dassin (1955)
105. Juan Moreira. Leonardo Favio (1973)
106. Las vacaciones de Mr. Hulot. Jacques Tati (1953)
107. Cenizas y diamantes. Andrzej Wajda (1958)
108. El director de orquesta. Andrzej Wajda (1979)
109. Un domingo en el campo. Bertrand Tavernier (1984)
110. El joven Frankestein. Mel Brooks (1975)
111. Los desconocidos de siempre. Mario Monicelli (1958)
112. Los pajaros. Alfred Hitchcock (1963)
113. Good Morning, Vietnam. Barry Levinson (1987)
114. Hannah y sus hermanas. Woody Allen (1986)
115. Expreso de medianoche. Alan Parker (1978)
116. El beso de la mujer araña. Héctor Babenco (1985)
117. La conversación. Francis Ford Coppola (1974)
118. El relevo. Peter Yates (1979)
119. Sexo, mentiras y cintas de video. Steven Soderbergh (1989)
120. All That Jazz . Bob Fosse (1980)
121. El matrimonio de María Braun. Rainer Werner Fassbinder (1978)
122. Secreto de la montaña. Ang Lee (2005)
123. Tierra de nadie. Danis Tanovic (2001)
124. Las invaciones barbaras. Denys Arcand (2003)
125. Gallipoli. Peter Weir (1981)
126. The Full Monty. Peter Cattaneo (1997)
127. Antes de la lluvia. Milcho Manchevski (1994)
128. La versión Browning. Mike Figgis (1994)
129. La vieja dama indigna. René Ayillo (1964)
130. Tango. Carlos Saura (1998)
131. La grande Guerra. Mario Monicelli (1959)
132. El paciente ingles. Anthony Minghella (1996)
133. Primavera, verano, otoño, invierno. Kim Ki-duk (2003)
134. Hombre mirando al sudeste. Eliseo Subiela (1986)
135. Pieza inconclusa p/piano mecánico. Mikhalkov-Konchalovsky (1977)
136. De aquí a la eternidad. Fred Zinneman (1953)
137. La clase dirigente. Meter Medak (1971)
138. Pasaron las grullas. Mijaíl Kalatazov (1958)
139. La cruz de hierro. Sam Peckinpah (1977)
140. Un día, un gato. Wojniech Jasny (1963)
141. Como gane la guerra. Richard Lester (1967)
142. Los demonios. Ken Russell (1971)
143. La caida del imperio americano. Denys Arcand (1986)
144. El jardin de la alegria. Nigel Cole (2000)
145. Zorba el griego. Michael Cacoyannis (1966)
146. Trenes rigurosamente vigilados. Jirí Menzel (1966)
147. Matrimonio de conveniencia. Peter Weir (1990)
148. La fiesta inolvidable. Blake Edwards (1968)
149. El nido. Jaime de Armiñan (1980)
150. Belle de jour. Luis Buñuel (1967)
151. Volver. Pedro Almodóvar (2006)
152. Z. Costa-Gravas (1968)
153. Un lugar en el mundo. Adolfo Aristarain (1991)
154. Cotton Club. Francis Ford Coppola (1984)
155. El cocinero, el ladron, su mujer y el amante. Peter Greenaway (1989)
156. Alien, el octavo pasajero. Ridley Scout (1979)
157. Blanco (Trois Couleurs: Blanc). Krzysztof Kieslowski (1993)
158. Delitos y faltas. Woody Allen (1989)
159. El lado oscuro del corazón. Eliseo Subiela (1992)
160. Hechizo de luna. Norman Jewison (1987)
161. La felicidad. Agnés Varda. (1965)
162. Macunaima. Joaquim Pedro De Andrade (1969)
163. La cena. Ettore Scola (1998)
164. El amor en fuga. François Truffaut (1979)
165. Doña Flor y sus dos maridos. Bruno Barreto (1975)
166. Dos mujeres. Vittorio de Sica (1961)
167. Nunca en domingo. Jules Dassin (1960)
168. Lotna. Andrzej Wajda (1959)
169. La vida es bella. Roberto Benigni (1998)
170. El marido de la peluquera. Patrice Leconte (1990)
171. Rescatando al soldado Ryan. Steven Spielberg (1998)
172. Que pasa Pussycat? Clive Donner (1965)
173. La puta y la ballena. Luis Puenzo (2003)
174. El Hombre del brazo de oro. Otto Preminger (1955)
175. La noche. Michelangelo Antonioni (1961)
176. Un condenado a muerte se escapa. Robert Bresson (1956)
177. El tambor de hojalata. Volker Schlöndorff (1979)
178. El árbol de los suecos. Ermanno Olmi (1978)
179. Brazil. Terry Gilliam (1985)
180. A la hora señalada. Fred Zinnemann (1952)
181. Como agua para chocolate. Alfonso Arau (1981)
182. Los paraguas de Chesburgo. Jacques Demy (1964)
183. Ropa limpia, negocios sucios. Stephen Frears (1985)
184- Pelotón. Stanley Kubrik (1984)